Como los grandes, como todos (porque todos somos grandes).

Me gusta ser incomprendido porque aprendo a explicarme mejor, lo que de cualquier manera te deja con un margen de agusto desentendimiento que ayuda a reforzar la idea del yo. A veces no importa cuanto trates de explicarte ni por que medios, siempre habrá alguien que no entenderá. La individualidad, la libertad de expresión, como sea que se le llame se refiere al respeto de la expresión pura del ser que a su vez lleva a la comprensión ó a la incomprensión y depende (de ahi en adelante) de la antes mencionada libertad de expresión o de la total falta de ella, y de ahi la actitud que se tome en ese respecto; tolerante, indiferente, represiva, violenta, pasiva.
Dicha imcomprensión significa vida y hasta cierto punto plenitud porque mientras alguien no me comprenda significa que estoy vivo, como los grandes saben, no por ser grande se es comprendido si no todo lo contrario (que no precisamente significa que los "no grandes" son comprendidos). Llegado el punto de la realización de la vida la única incomodidad que siento me quedará será la percepción de que al fin cualquier duda es despejada y todo es claro como nunca, lo que soy es totalmente interpretado y por tanto comprendido cuando la verdad no podría ser mas lejana, empezando por que en aquel momento ya no seré yo, al menos no en el plano material, y me habré convertido en una representación individual y/o colectiva. Un poco injusto, pero que no lo es, si estoy muerto y he renunciado (nótese que no de forma voluntaria) a todos mis derechos humanos entonces que se haga lo que dicte la (in)conciencia colectiva, que le va uno a hacer. Pregúntenle a Édouard Manet, que cuando murió, uno de sus amigos expresó "No sabíamos que era tan grande".
El miedo a no ser reconocido no es la preocupación, es otra, la preocupación real es que cuando la vida me haya asimilado y yo a ella pueda estar seguro que lo que haya logrado me haga caer como una gota feliz en el mar y que con las gotas que caigan junto conmigo provoquemos ondas que a su vez hagan olas que lleguen a la playa sin mas pretención que refrescar el calor. Porque juntos podemos ser un mar ó un maremoto, porque somos grandes y debemos seguir creciendo, entendiendo que crecer es cambiar manteniendo la escencia del ser promordial dejando atrás lo vano y tomando lo real. Lo real es hoy, ahora.
La preocupación es que ahora vivamos y que vivamos como los grandes aunque no nos comprendan del todo.