Pasando ando. Dándome una vuelta, velando un par de sueños que suceden a un cuarto de distancia. Una sueña que es pequeña y la otra que no lo es. Y entonces, ¿quién soñará más y con más ganas? ¿El sueño que llega cuando descansa la razón o el sueño que sin razón y sin descanso, como cada noche, sólo llega?
Y yo que no soy sueño. Por eso no he llegado, ni llegaré pronto. Porque no soy, ni tengo y he ahí el problema.
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