El anhelo, aunque irreal, no es inalcanzable. Lo irreal existe por unos instantes sí uno así lo quiere.
La capacidad de hacer real lo irreal va directamente relacionada con la capacidad y habilidad para mentir, de crear realidades alternas.
De ahí que el anhelo se logre y sea tan breve. Uno crea una realidad que, por fácil o difícil que sea de sostener, no durará por siempre. Por siempre es el tiempo ideal; nada es por siempre.
Por eso uno cambia, hace de la mentira una verdad y posible lo imposible. Lo anhelado llega y, por un tiempo, es real, hasta que es hora de regresar a casa. Entonces todo regresa a ser lo que siempre fue: verdad o mentira.
El anhelo aguarda.
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